Directora de Restauración de casas antiguas, y desde siempre ha sentido una conexión especial con la arquitectura tradicional. Soy de esas personas que recorren las calles con la mirada atenta, deteniéndome ante cada fachada con historia. No puedo evitar admirar puertas, rejas y detalles arquitectónicos, porque cada uno de esos elementos tiene un alma propia y merece ser.
Cada vez que entro en una casa antigua, un pensamiento me acompaña: «Espero que alguien la cuide y le dé otra oportunidad».
Desde pequeña, las casas de los pueblos me despertaban una mezcla de fascinación y nostalgia. Verlas en estado de abandono me hacía sentir que algo valioso se perdía. Por eso, decidí convertir esa pasión en mi propósito. Me formé como delineante y restauradora-conservadora de bienes culturales, combinando conocimiento técnico y sensibilidad artística para para recuperar el alma de estas viviendas.